Una foto trabajada

Oscuridad en el agua
"Oscuridad en el agua", por AgusMartin (foto del día)
Olympus E-3 + Zuiko 7-14

Esta foto no fue de las de llegar y disparar.

Antes de comenzar mis vacaciones estuve mirando en Google Earth los alrededores de uno de mis destino para buscar sitios interesantes. Me llamaron la atención dos grandes masas de agua sin ningún río que las alimentase, y cada una de ellas parecía de un color diferente. Decidí investigar un poco y pronto descubrí que se trataba de una mina a cielo abierto que fue abandonada hace bastantes años. No estaba mal como algo con lo que empezar a trabajar.

Traté de ver como se llegaba al lugar, pero tras el abandono las carreteras dejaron de utilizarse y ya no figuraban en los mapas. Y a vista de satélite todo era un intrincado de caminos en los que era fácil perderse. Así que decidí depender de la gente de la zona para llegar allí.

Una vez en el destino comencé a hablar con los lugareños y al final fue Agustín, un jubilado afable que había trabajado toda su vida como jornalero en los campos de la región, el que me supo llevar allí, y lo más importante, guiarme por la mina, dado que esconde ciertos peligros. Llegamos allí por la tarde y nos costó un rato acceder hasta el sitio que yo quería, lo más cerca posible del agua.

Se trata de dos grandes piscinas formadas en los huecos dejados por la mina tras extraer toneladas de roca y arena. La primera, por los minerales disueltos, está teñida de un azul oscuro. No cabe la vida en estas aguas, no hay juncos, algas, ranas, peces, nada. Solo agua. Prácticamente no se ve nada del fondo y en los días con calma, la lisa superficie ofrece un reflejo oscuro. Comenzamos a bajar pero no conseguimos llegar hasta el nivel del agua. Aunque conseguimos profundizar bastante por los caminos que en su día utilizasen los camiones para extraer el mineral, las paredes se cortan abruptamente en los últimos metros. Sólo entonces te das cuenta de la grandeza del lugar, de la profundidad de ese bocado dado a la tierra. Atardece y el cielo nos regala un espectáculo en la puesta de sol. Pero el reflejo en el agua permanece oscuro, inamovible, inquietante. Casi es reconfortante salir del lugar tras hacer las fotografías.

La segunda piscina tiene el agua teñido de un tono entre el rojo y el tabaco. Es la que mejor simboliza el peligro del lugar. El acceso es muy sencillo, no hay paredes abruptas, la orilla coge forma en unas tranquilas calas como playas de arena, con una costra dura de piedrecitas que las cubre. Pero Agustín me advierte de que es una trampa. Bajo la dura costra se ocultan lodos que en su día llegaron a tragarse animales tan grandes como un toro. Yo mismo compruebo el peligro, cuando caminando por las rocas que bordean las calas se me escapa un pie, que se hunde con facilidad casi un palmo en un lodo negruzco hasta que encuentra piedra debajo. Por suerte llevaba unas zapatillas viejas que quedaron automáticamente inservibles. Decido entonces no difundir de que lugar se trata, para evitar que nadie se anime a visitarlo y se ponga en peligro.

Ya casi sin luz abandonamos la mina. No ha habido tiempo para fotografiar la maquinaria abandonada -más bien escasa- por lo que tengo la certeza de que algún día volveré a ese extraño lugar. Y quizá ese día me mantenga alejado del agua, de sus inquietantes reflejos y peligros.

2 comentarios:

zambrean dijo...

Maravillosa la foto. Felicidades!

Martin Gallego dijo...

Es una foto inquietante si se observa con detenimiento. Si ese era el objetivo que querías transmitir, está conseguido. Y no desentona este paisaje con tu serie de fotos minimalistas......